
La autora, Mª de los Ángeles Vázquez Pérez, venía recibiendo desde hacia algunos años cortos mensajitos. Todos ellos, llenos de una gran carga de amor y de ánimo hacia su persona, pues su vida había pasado por muchas vicisitudes.
Siempre, trabajando y pidiendo con mucha fe, fue saliendo adelante gracias a las innumerables ayudas que recibió a lo largo de su vida, tanto de personas físicas, como por seres de otros planos, que más adelante se darían a conocer.
Desde muy pequeña fue víctima de su propia sensibilidad y sus facultades incipientes que ya, y sin tener conocimiento de ello, mostraba su cara más amarga haciendo que perdiese el conocimiento cada dos por tres en los lugares más variados: en la iglesia, en la calle, y sobre todo en los lugares muy concurridos.
Siempre, trabajando y pidiendo con mucha fe, fue saliendo adelante gracias a las innumerables ayudas que recibió a lo largo de su vida, tanto de personas físicas, como por seres de otros planos, que más adelante se darían a conocer.
Desde muy pequeña fue víctima de su propia sensibilidad y sus facultades incipientes que ya, y sin tener conocimiento de ello, mostraba su cara más amarga haciendo que perdiese el conocimiento cada dos por tres en los lugares más variados: en la iglesia, en la calle, y sobre todo en los lugares muy concurridos.