Orense, 31-1-2014 Mensaje del Padre
Recibido por Mª de los ángeles Vázquez Pérez:
Buenas tardes a todos. Mi pequeña hija, ¡cuántas dificultades tienes, cuantas!, pero, ¿No sabes que eso es tú crecimiento? ¿Tú no sabes que hay que creer más? ¿Tú no sabes que tienes que elevarte un poco más?
No, te digo no, porque a veces no lo haces bien y a veces te cuesta mucho. Te cuesta mucho creer, dirigirte a Mí y desconfías. Son oportunidades que estás teniendo para salir adelante. Son dificultades para que crezcas de esa manera, porque de otra no sabrías. Y te digo que, estas dificultades, a veces más pequeñas, otras más grandes, tienes que llevarlas a tú corazón y fortalecerte con ellas y decir: -¡qué suerte tengo!, ¡qué gran suerte tengo!, y solamente pensar que Dios está en ti, que Dios te acaricia, que te reconforta; pero creer que efectivamente Él está ahí para darte muestras de que te ama, de que te respeta.
Confía hija, confía y no dudes. No dudes más. Se acabaron las dudas en tu alma. Se acabaron las dudas. Solo os digo que con dudas no se vive.
Alguien preguntó:
-¿Este mensaje es para mí?
Rp: Para todos, pero sí, es para ti mi princesa querida. Mi alma generosa y fiel, quiero que cambiéis la manera de actuar, lo necesito tanto, tanto, que cambiéis vuestra manera de actuar. Son momentos de mucha luz, de mucha luz que está llegando a vuestro planeta. ¿Cómo no os dais cuenta de que la luz también llega para vosotros? ¿Por qué desconfiáis tanto? ¿Por qué ponéis todo en duda si Yo sirvo a todos igual? Si Yo os doy la luz a todos. Os traigo del infinito el amor y quiero compartirlo con todos los seres de aquí, de allí, de todos los lugares de éste planeta Tierra y de otros horizontes, de otras galaxias.
Para Mí es fantástico daros el conocimiento, pero primero tenéis que abrir vuestro corazón y pensar que vuestro corazón es muy, muy generoso. Y yo os hablo con esta voz, porque yo no tengo voz, simplemente tengo alma y amor; y hablo por esta voz porque quiero que llegue en palabras a vosotros, y utilizo a este ser para que llegue antes.
¿No sentís el amor? ¿No sentís la vibración? ¿No sentís acaso que os amo? Pues aquí estoy para amaros, respetaros y daros todo cuanto necesitáis. Benditos todos vosotros que escucháis con vuestros oídos y vuestro corazón se llena de gozo. Porque estáis sintiendo la palabra, la palabra majestuosa de la Divina Luz...
Solamente os digo, hijos queridos, hermanos, dulces y bellas criaturas, que estáis en el sitito que tenéis que estar y a la hora que tenéis que estar. Solo deseo que os améis los unos a los otros, pero primeramente amaros y respetaros vosotros mismos. Cuando aprendáis a amaros de verdad, amaréis a todos. Pero primero, escuchad vuestro corazón que él os habla silenciosamente con la luz y el amor de verdad.
Mis dulces amores. Mis dulces criaturas. Cuánta, cuanta dicha albergan los corazones, aquellos que sienten de verdad esta vibración. La luz se expande y quiero que llegue a cada corazón, al más sincero, al más inocente, al que menos lo desea. El amor está proyectado. Y os digo esto, para que abráis de verdad los ojos. Esos ojos del alma para que sintáis y me podéis ver, porque con esos ojos si me veréis, porque hay luz, hay bondad, hay mucho respeto; para que seáis como palomas mensajeras. Y os digo palomas, para que salgáis a decir la verdad: -Que Dios está en vosotros, en cada uno de vosotros.
Os amo, os amo, y solo puedo deciros que el amor llega a todos los corazones; aquí y en el resto de este planeta Tierra. Y ahora proyectar con amor hacia todo el planeta Tierra todo el amor que habéis recogido.
Benditos vosotros que me amáis. Hasta siempre.