ESCUCHEMOS A NUESTRO ANGEL DE LA GUARDA





Orense, 14-4-2015 Cuento de un Ángel


Canalizado por Mª de los ángeles V.P:

Mis luceritos del alma. Hoy os digo que tengáis a mano el deseo de servir a otros seres que tienen tanto miedo a enfrentarse con la duda de que hay algo más maravilloso a su lado y no saben como gestionarlo. Saben que algo no tiene sentido, pero el miedo y la preocupación les ciega y no ven más allá de todo aquello que se les dice; solo les valen las disculpas: “No entiendo y, no deseo entender”, por miedo a equivocarme o a encontrar algo que me haga cambiar de actitud. Esto es lo que ocurre diariamente.
 Pero como la luz está asomando en vuestras vidas la cosa comienza a ser más severa. Hay que pensar de otra forma más positiva y dejar a tras la crítica y las malas artes entre amigos. Ya no es posible engañar a los que fueron engañados anteriormente. La luz está llegando de una manera esclarecedora y hace que las mentes se controlen antes de cometer una acción negativa. Si ésta acción lleva la intención de destruir o perjudicar, no se dará. Pero si ésta acción va a servir para un esclarecimiento preventivo, entonces se dará paso para que ésta acción tenga sus ventajas.

 No todo es malo sino, lección de aquello que el ser tenga que aprender para saber escuchar o leer entre líneas. Por ejemplo: -Tenemos un ser que se vuelve perezoso y no cuestiona nada de aquello que se le comunica, y todo el tiempo hace la vista gorda. No se inmuta por lo que siente ni cuando se le advierte. ¿Tenemos que hacer lo mismo con él? No. Pues pensemos que es un ser pequeño de pocas dimensiones y se distrae con todo. Le daremos otra oportunidad para que alcance su propósito, ese que en su día tuvo a bien en pedir y elegir.

 Él toma las riendas de su vida, pero vuelve a cometer el mismo disparate que lo lesionó la vez anterior. Nosotros que estamos pendientes de su trayectoria y queremos lo mejor para él, le damos apuntes para que comience a verse, pero no se fija en su forma de actuar y piensa que todo está correcto, tomando una ventaja negativa de lo anterior.

  Deseoso de seguir haciendo todo equivocadamente, se toma la justicia por su mano y comete mil diabluras con otros que nada tenían contra él.
 Su guía, que para eso está, para darle un toque de atención y generar una buena dosis de amor y revertir su cabezonería, comienza a ver que nada puede hacer y una noche se presenta a los pies de su cama, llenándolo de estupor y miedo y preguntándole si necesita algo de él.

 -¿Sabes quien soy? –le pregunta con ternura.

  Él, soberbio y un tanto cínico, contesta: -No lo sé, pero quieres asustarme, ¿verdad?

 El guía, sin perder su sonrisa, contestó: -¿sabes por qué estoy aquí?

 Él, nuevamente contestó que no. El guía, en su afán de ayuda y con mucha paciencia, le dice:

-Pues si tienes tiempo te lo explico.

 Él, en plan de guasa, le contesta: -Anda ya, que te den... Mira, no tengo ganas de monsergas. Estoy yo listo... no estoy para nadie... ni siquiera para mí.

 El guía, que lo observaba con mucha ternura y un gran amor, le dice:

 -Entonces, ¿puedes decirme para quien estas libre? ¿Acaso para aquellos que te torturan la mente y te hacen la vida imposible, verdad? ¡Ay, ay!, a esos si que los soportas, ¡claro! Porque te dejan en libertad y te dan toda clase de caprichos. Pero eso no son más que espejismos. No son verdades lo que te dicen. Ellos te dan y te dicen todo lo que en esos momentos tú quieres escuchar y ver. Solo la juerga te hace feliz.

 -¡Claro! pues mira tú lo que voy a querer, si la vida solo son dos días y quiero vivirla bien, -contestó muy convencido.

 El guía entonces le pregunta:

-¿Y tú piensas que la estás viviendo bien y eres feliz? ¡No seas ingenuo...! ¿Quieres que yo te enseñe algo que te haga cambiar de manera de pensar y llene tu vida?

 -Bueno... bueno... no te enrolles conmigo, pues sé que sois unos artistas cuando tomáis interés por algo, -dijo el sujeto-, al tiempo que hacía ademanes con sus manos para que se alejara.

 ¡Claro hombre! Yo soy un artista; y tú, el actor principal que solo sabe interpretar con malicia el guion que otros le dictan, -replica el guía.

 -Bueno... ¡vete ya! Déjame en paz de una vez que no estoy de humor para escuchar éstas bobadas, -dijo el descarado.

 Sabiéndolo todo de él, su guía fingió que no entendía y dijo:

-Así que, ¿yo te molesto...?

 Él, sarcástico le contesta: -¡Claro que me molestas y me importunas...!

 El guía entonces, con todo el Amor del mundo le recriminó: -¡Ay que poco te acuerdas de mí...!

 -¿Yo, yo...? ¿Pero cuando te vi yo a ti? No me tomes más el pelo que ya estoy harto de ésta situación, -dijo el incauto.

 El guía que seguía con su mirada puesta en él y no perdía su sonrisa, cosa que al infeliz no le agradaba para nada, -le dijo: -Bueno, pues como veo que solo deseas que me marche, te daré esa oportunidad pero, ¡por favor! no me llames cuando estés en apuros.

A lo que éste contestó muy cínicamente de nuevo: -¿Yo... yo...?

 El guía entonces se retiró unos metros de su cama y paciente esperó. Cuando vio que se estaba quedando dormido, de pronto apareció un enmascarado todo de negro, diciendo:

-Venga holgazán, levántate de la cama que hay que ir a trabajar para pagar los vicios.

 Él, enfurecido y bastante incomodo, pensó que era el ser anterior quien le hablaba y replicó:

 -No me molestes, ¡lárgate ya! Me acabo de dormir y tengo mucho sueño.

 -¡Qué sueño ni qué narices! Vámonos que hay que trabajar, -exclamó aquel ser oscuro con malos modales, y acto seguido aparecieron más seres de aquellos con mascaras y todos oscuros.

Él pobre incauto, cuando vio todo aquello se asustó y lo único que pensó, fue:

-No fui nada sensato. El otro no me trató mal y me puso al corriente de que otros vendrían para hacerme sufrir y aprender de ello. Claro, pero ahora no lo podré llamar.

Cuando sintió que las garras de aquellos sujetos le hacían daño, nuevamente y con desesperación, pensó y pensó: -¿Donde vi yo esto? Era en un sueño que me estaban matando y no daba muerto. ¡Qué exagerado...!

Pero el dilema continuaba y, de pronto vio una guadaña gigantesca que era trasportada por aquellos seres y se horrorizó. Trató de pensar pero el miedo no lo dejaba libre. Entonces clamó a Dios y a la Virgen María pidiéndoles que lo ayudasen, y al instante vio una luz tenue lejos en su habitación y pudo reconocer aquel ser que de nuevo regresaba a su lado.

 Un tanto perplejo lo miró, cuando aquel ser custodio le preguntó: -¿Me llamaste?

-Sí, ¡Por favor! –Contestó el infeliz aterrorizado. Ayúdame si puedes.

 -Sí, claro que lo haré, -adujo el guía-, a pesar de tu poca fe. Ten en cuenta que siempre estoy aquí y acudiré de inmediato a tu llamado. Pero eso sí, si no me llamas no acudiré.

 El dialogo entre ellos fue haciéndose cada vez más fluido y el infeliz acabó comprendiendo que los ángeles están siempre dándonos las pautas necesarias para que rectifiquemos de los errores que a menudo cometemos.

Charlaron tanto, tanto, que amigos se hicieron. De pronto, el guía le mostró un pasaje de otro momento en el que él se encontraba en un rio con un amigo suyo. Éste no hizo pie y se fue al fondo. Cuando su guía lo sacó y vio su cara, éste se lo agradeció y pensó: -cuantas veces me ha ayudado éste ser, y yo de imbécil me he tomado su ayuda a la ligera. ¡Qué monstruo soy! Tengo tan poco en mi cabeza... Nunca hago nada acertado.

 El guía que veía sus pensamientos, sonreía y se alegró de que ahora pensase diferente y reflexionase. A partir de ese día, el diálogo del guía y el pupilo sería de sincero Amor, llegando a comprender éste la cantidad de veces que el ángel estuvo a su lado dándole un pequeño empujoncito para que rectificase de sus contradictorias aventuras, sintiéndose avergonzado de haber causado tanto daño.

 -Qué infeliz fui por dármelas de listo y con ello atraer a mi vida más equivocaciones de las necesarias- se lamentaba amargamente.

 El guía que lo escuchaba, pacífico y sonriente, con toda la ternura del mundo lo acarició varias veces y lo alentó para que fuese firme en sus decisiones; advirtiéndole del respeto que merece cada cosa en cada lugar y sabiendo de antemano que alguien estaba atento y observaba sus movimientos.

  Pasada la experiencia recapacitó y comprendió que su guía le había permitido equivocarse para que se fortaleciera y dejara a tras su vulnerabilidad y aprendiese de sus errores. Poco a poco fue dándose cuenta que sin él poco era y decidió enfrentarse a sus miedos. Ahora, más humilde, se dirigía a su guía con otro tono.

-Solo tú puedes ayudarme, -imploraba abatido. El guía, sonriente tomó su mano y lo animó:

-Vamos allá. Note rindas que esto pronto lo superarás.

 Y éste es el episodio doloroso que tuvo que pasar un ser por no estar atento a las súplicas de un buen amigo que lo estaba guardando desde que nació. Hoy por hoy es feliz sabiendo que en cada episodio de su vida él está a su lado y bien que se lo agradece, pues sin él sería durísimo y seguiría tirado por los suelos.

 Y yo os digo: -Sed consecuentes con vuestros actos y pensad que nunca estáis solos, pues Dios es Amor y nos envía las ayudas pertinentes para que sepamos afrontar de la mejor manera posible cada capitulo de nuestra vida. Somos como libros que paso a paso nos vamos abriendo. Si nos centramos un poco más en cada episodio que vivamos, cada capitulo lo interpretaremos mejor porque le pondremos más interés. A la hora de hacer las cosas, pensemos en esos seres de luz que tenemos a nuestro lado y que nos están mostrando el camino a seguir.

  Y esto es todo. Quiero que os sirva de precedente y sepáis que jamás estáis solos. Dios contrató unas niñeras muy hermosas para que os cuiden.

 Bueno, un besazo mio, y un saludo para todos los que lo lean.

 Arael.