RAMÓN SAMPEDRO




 Resultado de imagen de imagen de ramon sampedro

Orense, 6-11-04 Mensaje de Ramón S. Pedro


Recibido por Mª de los ángeles V.P:

 Nt: habíamos estado viendo la película “Mar Adentro” y después hicimos una oración pidiendo por él para que le llegara un poco de luz y amor.
 Yo, Ramón San Pedro, tengo el gran deseo de deciros que estoy mal, pero bien, porque ahora comprendo esto y antes no lo entendía.

  Tuve que realizar tal hecho para saber la clase de vida que yo tenía, y también tuve que estar aquí para saber cuál tenía que ser mi suerte. Era natural, las circunstancias así tenían que ser. Yo había hecho daño y era irreparable, ahora tenía que tomar el relevo.

 Tenía que saber lo mal que se pasaba en esas circunstancias, y tenía que vivir en mi propio cuerpo esta experiencia dura, muy dura, y nadie mejor que yo para saberlo.

  Hoy me siento tan avergonzado de no haber sabido saldar la cuenta tal y como tenía que ser... Y yo os digo que tendré que repetir en mi programa algo que podía haber sido saldado; y que innecesario sería si yo hubiese tenido ese valor que en su día no tuve.

 Soy un necio y del crudo sufrimiento se aprende mucho, pero yo poco aprendí; y como os digo, fue mi orgullo lo que al final me llevó a donde estoy.

 Yo os digo a vosotros: -Sed claros con vuestras vidas y que éstas sean provechosas, pedid ayuda aquellos profesionales que os ayuden a verlo claro. Nunca dejéis algo sin hacer, pues no tiene sentido.

Si venimos con un programa deberemos realizarlo todo; yo tuve mucha suerte y poca cabeza para analizar más. Me dejaba llevar por aquellos que me torturaban del otro lado y yo dejaba siempre la puerta abierta para que ellos pasasen a darme la lata. Hasta que al final ellos ganaron la batalla.

  Fui débil ante esta situación pero, no os digo esto para que penséis que la culpa la tuvieron ellos, pues no, la culpa la tuve yo por no haber sabido analizar más.

  A ellos, a esos seres nobles que me pedían que esperase un tiempo más, yo no los quería oír; ni siquiera me lo planteaba, me obcequé en esto y así lo hice, y bien que lo siento.

  Desde aquí pido perdón a todos los que con mi terquedad les hice daño, ese daño irreparable y también de la moral. ¿No sabéis que aquí también hay moral y hay que purificar todo sentimiento y limpiar todas las amarguras que hubiera podido ocasionar a los que me querían?

 Esto surtirá efecto en mí. Esta lección está bien aprendida. Espero que con un gran esfuerzo pueda realizar la próxima con mayor eficacia y que tenga un gran éxito en ella, porque bien encomendado estoy y espero que me haya servido de ejemplo para no hacer las cosas a lo tonto y esperar a mejorar el programa que uno traía consigo.

 Yo quisiera que esto se leyese para deciros que yo estoy vivo, y bien vivo. Ahora paso el tiempo en recomponer algo que yo mismo destrocé.

 Pedid por mí para que mi sufrimiento me sea más efímero y pueda y tenga tantas ganas de realizarlo para superar esta batalla.

 Os escucho y me complace saber que os acordáis de este pobre ser.

  Hasta vuestras próximas oraciones, orad por mí, pues lo necesito.

 Perdón a todos, os envío esta nota desde la otra vida. Yo os quiero a todos.

   Ramón S. Pedro.