CONSEJOS DE MERLÍN

Orense, 19-9-2012 Cuento de Merlín

Nt: En meditación guiada. Mª de los Ángeles Vázquez Pérez.

Voy caminando por el bosque, voy buscando al anciano.
Pr: ¿A qué anciano? Resp: Al curandero.

Pr: ¿Cómo se llama él? 
-Merlín. Esto parece en la edad media.
Pr: ¿No tienes miedo de ir caminando por el bosque?
-No, sé que él desde donde está me cubre las espaldas. Él lo ve todo. Hay cazadores en el bosque y todos me saludan. Ya estoy llegando a la gruta. Él está acostado. Es anciano. Sus ropajes están muy gastados. Está durmiendo al lado de un gran pote. Tiene a su lado un libro muy gastado, un cucharón y muchas yerbas, muchas, muchas, yerbas.

Ahora está dormido. Tengo que esperar a que despierte, pero solo mi presencia hace que se incorpore. Supo que estaba aquí a su lado. Me pregunta que necesito, y le contesto que necesito algo para curar a una anciana. Él se acaricia la barba y me dice que la anciana necesita cambiar la polaridad de sus pensamientos; simplemente quedarse con las buenas ideas. Yo protesto y digo: ¿cómo se va a curar solo con eso?
Él, se frota otra vez la barba y dice: -Escúchame bien. Simplemente piensa: -O se detiene el mal o crecerá lo malo; y a pesar de lo que tú quieras, se depositará ahí algo maligno que hará que para ti sea un castigo.
Yo sigo protestando, porque no lo entiendo. Él, frotándose nuevamente la barba y la cabeza, dice: -¡Qué poco comprendes! No te estoy diciendo que si tus pensamientos son negativos, harás que todo lo malo crezca y crezca en ti. Ahora si lo entiendo, y pregunto: ¿Y cómo es posible que si yo pienso en una cosa mala se pueda hacer realidad?

Él, responde: porque es tú mente la que lo generó. Si tú piensas en jardines, encontrarás jardines. Si piensas en jóvenes bellos, verás jóvenes bellos, muchos, y con un corazón radiante; pero si en tú mente albergas pensamientos como: -No me gusta, es horrible, horroroso-, eso es lo que verás tú. ¿Me has entendido? Muchacha.
-Sí, sí, creo que sí; pero, ¡por favor! Me podrías hacer una pócima para la anciana.
Contesta él, ya desesperado: pero no te dije que la anciana se curará sola si cambia su manera de pensar y de actuar. Por qué ella siempre está enfadada con todos los seres que viven a su lado. Eso es lo que la enferma y es lo que ella consigue con todos esos enfados: el sentirse mal.
-A, claro, respondí yo; pero, ¡por favor! Haga aunque solo sea una poquita de pócima.

Merlín ya no puede más y después de frotarse nuevamente su larga barba dice: -Ven aquí mujer, ven aquí. Echó un brebaje de yerbas en el cuenco, lo batió y acto seguido comenzó a salir humo blanco.
-Toma ya, y vete con Dios.
¡Ay que contenta! Salí saltando y brincando. No había dado más de tres pasos y ¡plaf!!!, me caigo. Allá va la pócima. Mi gozo en un pozo. Merlín, Merlín, que se ha roto. Merlín que se ha roto.

-Valla mujer, valla mujer. Tranquila, que cuando vuelvas al pasar por donde as derramado la pócima verás todo distinto.
¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! Dame un poquito de pócima...
-Vale..., venga... y otra vez la misma operación. Ésta vez sale un humo de color verde. Tranquila, -me dice sonriendo. Lo miro, y le digo muchas gracias; y él me dice: -ve con Dios.

Cuando salgo, asombrada veo una cantidad enorme de flores: margaritas, muchas, muchas plantas. Todas habían brotado en un instante. ¿Cómo era posible? También había muchos conejos, y todos los animalitos del bosque me acompañaron en mi regreso. Pero cuando ya estaba llegando al poblado desaparecieron todos. Asombrada por lo que estaba viendo, miro para a tras y digo: -esto no puede ser. Bueno, primeramente llevaré el encargo a la señora. La anciana ya estaba esperándome toda desesperada con su bastón en alto.
-¿Cómo has tardado tanto? ¿Cómo has tardado tanto...? preguntó enfurecida.                                        
Se... se... No puedo decirle que se me ha roto, no, mejor me lo callo. Es que Merlín estaba dormido.
-¡Pues haberlo despertado!!!
No puede ser, no puede ser. Se la daré. Será mejor que ésta buena mujer se tome pronto la pócima. Finalmente se la doy y se la toma. Yo, mirando para ella sin perder detalle, vi como se transformaba en una mujer muy agradable. Entonces le dije lo que me había dicho Merlín. Que primeramente tenía que cambiar que...

-Pero que cambiar ni que historias, ¿por qué?
Porque... porque se enfada mucho y eso es perjudicial para la salud, se perjudica la salud.
-¡Tonterías, tonterías!!!
Sí, pero eso fue lo que me dijo él.

-Vuelve allí y dile que te de pócima para la salud.
No, mire usted, yo no puedo ir porque él ya se iba.

-No, no, eso es una mentira. Él de allí no sale.
Ay, ¿cómo puedo hacer? Si él me dijo que fuera con Dios y no lo quiero molestar de nuevo. ¿Y ahora que hago? Voy a pensar, voy a pensar y a decretar: -Ésta buena mujer se va a curar sola, se va a curar sola, se va a curar sola. Va a ser una buena mujer, va a ser una buena mujer, va a ser una buena mujer...

-Ricura, ¿qué estas hablando?
No, solo decía que usted se cure. Que se cure pronto para ser una buena persona.

-¡Ay hija mía! Qué buenos pensamientos tienes hacia mí. Gracias, gracias cariño mio, gracias. Bueno, ¿y yo para qué quiero éste bastón que ya no me hace falta? porque ya estoy bien. Ya no necesito el palo. ¡Fuera el palo! Mira ricura, mira que bien camino, mira que bien camino. Mira que erguida estoy.
Claro buena mujer, claro. Ahora está más joven. Ahora está más guapa; y hasta creo que más inteligente. Claro, claro, tenía razón Merlín. Piensa bien, piensa bien. Voy a seguir pensando que es buena, que es muy trabajadora, que quiere a todos los niños de la comarca, que es: estupenda, es estupenda.
-¿Qué dices niña, que te estoy oyendo hablar?
No, nada, estoy diciendo que usted cada día está más guapa y que es más buena. Porque Merlín dice que según pensamos, pues todo lo conseguimos a través de nuestros pensamientos; y que nos podemos curar solos y ya no harán falta más pócimas.

-¡Oh! Pues hasta creo que es verdad, porque desde que me dijiste que estaba guapa creo que estoy mejor, que tengo más salud. Pues sí, pues ya no hace falta que vallas a junto de él. Pero ven aquí, todos los días vas a venir aquí a darme una charla.
Vale, vale. Vale señora. Yo le daré la charla; pero primeramente me la tendré que dar a mí misma para estar convencida de que Merlín existe y lo estoy desde que me dijo que era real. Porque yo lo vi por mis propios ojos. La primera pócima se me cayó. Se cayó y por donde se derramó nacieron flores, y luego había muchos animalitos que corrían a mi lado.
-Ves, ves. Por eso digo yo que tienes que volver allí para que te enseñe más cosas.
Y digo yo: ¿por qué no podemos ir las dos? Así usted también aprenderá y nos haremos compañía una a la otra.
-Bueno, pues hasta creo que tienes razón. Creo que podemos ir las dos. Nos divertiremos; y un paseíto por el bosque no nos sentará nada mal, ¿vale?, pues así lo haremos.

Al día siguiente viene hacia mí la anciana gritando: -Bueno, yo ya estoy lista para caminar.
Nos fuimos por el sendero y llegamos a la puerta de la cabaña de Merlín, pero él no estaba. Dentro y junto al pote donde preparaba sus pócimas, había una bolsita colgada de un palo todo ahumado y ennegrecido, y nos detuvimos delante de él, pero ninguna de las dos se atrevía a abrir la bolsa. Y yo, más decidida, miré en el interior de la bolsita y había un pliego de papel donde estaba escrito: -Ves, ¿No te dije que a la anciana no le hacía falta la pócima? Te dije que si le hacías entrar en razón ella cambiaría. Doblé el papel, lo metí en el interior de la bolsa y se lo di a ella para que lo leyera; y para que se llevara la bolsita, porque sabía que esa bolsa era para nosotras; bueno, más bien para ella.

-¿Donde está el bravucón éste? Preguntó ella.
Seguro que nos está mirando por ahí, en algún lugar oculto tras los árboles.

Regresamos a la casa, y las dos lo hicimos en armonía. A mí, de vez en cuando me salía alguna cancioncilla y ella se reía.
-No lo haces mal del todo, -me dijo la anciana.
Y yo le respondí: -pues claro que no, ¡lo hago muy bien! ¡Muy bien! y volvía a empezar otra y cada vez me salía mejor, porque estaba actuando según él me había dicho.
Bueno, solo os quiero decir que si conseguís dominar vuestra mente, todo en la vida os irá fantásticamente bien; y Merlín os acompañará en vuestro interior durante miles y miles de años, porque él reside también ahí, en vosotros, en vuestra vida. Es el mago que se introduce en todo los corazones para que podáis cultivar el afecto, la paz y la armonía que necesitáis en vuestra vida cotidiana. Y si en algún momento decaéis, llamáis: ¡Merlín!!! Y de un salto Merlín aparecerá en vuestra vida. ¿Qué os ha parecido?

-Bien, muy bien. Nos ha gustado mucho ésta historia que todos nos podemos aplicar. A continuación pregunté por una disfunción intestinal que está sufriendo un amigo mio.

Hay que cambiar los métodos. Todo lo que está ocurriendo en éste momento que se está acelerando. Es para que cambiéis y actuéis de distinta forma; y a veces, ¡cuidado! que las leyes, son la Leyes Divinas y hay que acatarlas. Aquello que no se puede resolver es porque no puede ser. Es un periodo de adaptación, de limpieza.

-Lo que pasa que ésta persona ya lleva más de dos meses y está muy débil, -dije yo.
Claro, ¿y cuando la gente se va? Cuando se tiene que ir también se le van yendo las fuerzas; pero éste es un periodo de limpieza y depuración.

-Entonces, ¿Qué podemos hacer por él?
Solo pide, y mente positiva. No se puede asustar, que está muy asustado. Todo, todo es la mente. Ala mente hay que darle la manera mejor de actuar porque ella es creadora de todo. Crea la enfermedad, crea la paz. Lo crea todo. Siempre y cuando lo hagáis bien, estaréis creando un paraíso; pero si lo hacéis mal, porque tenéis libertad para ello, el pesimismo empieza a doblegaros, a doblegaros, hasta que llega a lo peor.

Cambios para todos. Todos tendréis que cambiar. No podéis quedaros tal y como estáis, no podéis. Pero no es ¡Buuufff!!! es cambio total, cambio total. La positividad, ¿Dónde tenéis la positividad? Pensáis diez minutos bien y ochenta mal. Por eso os digo que son momentos de recuperar el tiempo perdido y empezar a caminar con esa mente poderosa que va a alinearlo todo, pero a la vez unida al corazón. Todos somos sanos, sanos, sanos. Libertad, libertad, libertad.

Amor para todos aquellos que transgredieron las Leyes del Amor. Quiero que pidáis perdón porque las transgredís muchas veces. Pedid perdón mientras transgredís las Leyes Universales, y daros cuenta rápidamente de que lo estáis haciendo. No podéis echarle la culpa a nadie, a nadie; simplemente gozaréis en el momento que os deis cuenta que no siempre se tiene la razón. Son los compromisos que vais adquiriendo poco a poco. Pero no importa quien tenga la razón, no importa. Lo principal es usar el corazón, que es lo más hermoso, lo más hermoso.

Merlín es un anciano sabio, pero hay un Merlín en cada ser. Hay muchos Merlines, muchos; y a ver si vosotros actuáis como Merlín. Bueno, hasta siempre.