CUENTO SOBRE LA ENVIDIA

Orense, 24-9-2012 Cuento de un ser de luz. La envidia

Estaba el Sol pensativo, cuando de pronto lo llama una estrella.
-¡Oh señor Sol!, ¡Oh señor Sol! ¿Cómo es que usted sale de día y nosotras siempre estamos en la oscuridad? ¿Cómo es eso, no lo entendemos? Todos los seres de éste planeta Tierra solo hablan del Sol, y no de nosotras. Nos sentimos tristes, puesto que el Sol reluce tanto con su brillo que casi no deja espacio para la luna y las estrellas. Esto es tremendo, –dijo una estrella al Sol.

Él, muy sorprendido contestó: -¿Pero qué dices? pequeña mía... ¿Cómo puedes pensar semejante idiotez? No te has enterado aún de cómo funciona esto... ¡Qué pérdida de tiempo! ¿No te has planteado nunca donde estás tú, y a qué distancia? Bueno, bueno, ¿estás burlándote de mí o qué?
Yo, es verdad que emito unos rayos muy fuertes. No sé hacerlo más suave, pero si tú me dices que todos me miran, eso no es verdad; puesto que si me miraran directamente se quemarían los ojos, ¿y de qué les servirían mirarme, si apenas con un segundo se pueden dañar la retina? ¿Qué sería de ellos si estuviesen mirándome fijamente? ¿Cómo sería el cuento? Todos en el planeta estarían ciegos, y todo por un Sol abrasador. Esto me parece deplorable, -dijo el Sol.
A lo que la estrella, tímidamente contestó: -Señor Sol, yo no lo miro así, ni lo juzgo, solo envidiaba su luminosidad.

-¡Claro, claro! ¿Pero tú qué dices? Pequeña llama que estás emitiendo de noche esas pequeñas emisiones para que los seres que no pueden dormir y se les antoja pasear, te puedan mirar como parpadean tus mensajes de amor y se quedan petrificados con tus encantos; y los que están enfermos y no pueden dormir, se asoman a sus ventanales y miran tus guiños de compasión y los alientas de que todo puede ir mejor. Sonríen cuando ven que animáis a los que salen a descansar después de un día muy agotador de Sol, y miran las estrellas con ternura. Yo si que podía estar celoso, pero mira: -no lo estoy porque todo tiene una compensación.

Yo adoro los arboles, los ríos, los mares, y los campos de cultivo. Esos si que necesitan de mi presencia para crecer; y no obstante, la vida es así. Todos necesitan el Sol para vivir, pero como te dije antes de distinta manera, cada cosa en su lugar. El día es bonito, y la noche preciosa.
Dios creó el mundo con un Sol, su luna y estrellas. Todo es necesario. ¿Te imaginas que no tuviesen Sol las plantas? Morirían y no crecerían; y si no tuviesen noche, ¡qué desperdicio de campo magnético...! ¿Cómo descansarían las personas? No podrían.

Por eso te digo que no podemos sentir envidia de lo que tienen los demás. Todo es necesario: -la luz y la oscuridad. En la oscuridad a veces hay sombras, y esto produce temor, pero hay que dejar el temor a tras porque después de tantos miles de años todos debieran conocer la oscuridad y no tenerle miedo. Para eso hay un proverbio chino que dice: Si no te alegra la noche, espera a que amanezca para que ese miedo atroz se ahuyente con la luz.
Tú ves, mi pequeña llama, que a pesar de lo que tú me dices y contemplas de mí, yo también entiendo que todo es necesario para superarse. Cuando eres jovencito ves la vida de una manera. Cuando eres adulto lo ves de otra; y cuando ya has entrado en años, todo lo ves perfecto, porque es obra de Dios y Su obra es perfecta y no hay nada que reprocharle.

Él puso todo su empeño en que su obra fuese la obra del amor, y como ves, mi pequeña estrella, tú también estabas en su programa para dar parte de tú testimonio de amor. Y todos los que aquí estamos, todos, estamos cumpliendo un cometido perfecto. Los humanos están recogiendo también sus frutos y no podemos estar envidiando lo que otros tienen, ¿me entiendes?
Yo estoy más abajo y no puedo disfrutar de tú presencia. Creo que eres hermosa, por lo que dicen los que me lo cuentan. Así que, pequeña, tú no eres tan pequeña, sino que eres mucho más grande que yo. Y te cuento esto para que no vuelvas a pensar que eres pequeña, sino, todo lo contrario: Que te sientas preciosísima porque lo eres. Todos los que estamos formados por Dios somos seres divinos. Para eso nos creó, para disfrutar los unos con los otros y ser felices.
-Gracias por ésta bella lección Sol querido. Nunca más volveré a dudar de Dios ni de mí. Un saludo para todos los astros del firmamento y para todos los seres que nos contemplan en su visión de amor.