Orense, 15-2-2014 Alumbrad como soles que sois
Canalizado por Mª de los ángeles Vázquez Pérez:
¡Oh mis luceritos! Míos sois y aquí estoy dando de sí a Mi cuerda física. ¿Sentís Mí presencia? Ja, ja, ja, como tiene que ser, para servirme en el Amor. De verdad lo entendéis, como también estoy seguro que me pertenecéis y os colmo de bendiciones.
Amaros en Mí presencia. Sentid que Yo también colaboro. Soy Yo el que os exige que os améis. ¿Estáis aquí benditos Míos? ¿Estáis aquí, con Mí energía Amor? ¿Sentís Mí presencia? ¡Cómo no…! ¿Sentís que os amo? ¿Sentís que os bendigo? ¿Sentís que trato de haya paz entre vosotros? ¿Sentís ese inmenso gozo de Amor?
Pero esto es lo que corresponde a la Humanidad, a aquellos que se fijan en Mí. Aquellos que tienen deseos de abrir las puertas para percibirme. Estoy aquí, espero, espero con toda la pasión, con todo el respeto; e inclino Mí cabeza ante todos aquellos seres que despiertan, ante ese rayo de luz que los ilumina.
Me inclino ante aquellos que ven la luz del Sol como algo nuevo y maravilloso, y digo: mis hijos despiertan porque tienen necesidades y quieren conocer lo bello, lo hermoso, y olvidarse de lo negativo. Contemplan la felicidad, contemplan la dicha. Quieren servir a otros. Quieren gozar y vivir la alegría de un modo distinto. Quieren emprender un nuevo camino, y este lleno de ilusión, lleno de milagros, para su nueva vida. Y digo nueva vida, porque a partir de ahora todos conoceréis algo nuevo.
Aquellos que deseen aceptarme en sus corazones, Yo les daré la alegría, Yo les daré la paz, la ilusión de seguir trabajando, de seguir canalizando la fuerza y el poder de la ilusión.
Mis pequeños soles, a los que bendigo y les doy un abrazo colectivo, para todos aquellos que despierten a la luz, para aquellos que regresan a la luz y quieren recoger esos testimonios de cariño, de fraternidad, de ilusión, como os digo. Y entrelazarse los unos con los otros para amarse en esa dicha constante, en esa dicha perenne que lo hace todo maravilloso.
¡Ay soles Míos! Solo quiero deciros que Soy feliz. Soy inmensamente feliz con los trabajos que realizáis, con el camino que recorréis de la abundancia, del mérito colectivo, y que estáis sembrando algo maravilloso. Cuando la cosecha comience a germinar veréis que grandes frutos recogeréis. Veréis las tiernas palabras de los seres que con bondad os enviarán para que sepáis comprender que el que hace bien, al final recibe sus frutos en bandeja de plata, o de oro.
No sé hijos Míos si comprenderéis estos mensajes. Hablamos y decimos palabras tiernas para que lleguen a vuestros corazones, para que en un abrir y cerrar de ojos vuestro corazón se llene de alegría, de gozo, de gozo constante, y haya armonía y paz entre todos Mis hijos. ¡Qué maravilloso sería coger la mano de uno y poder sentir la del final!, como en una rueda de energía...
Mis soles, Mis soles, a los que amo, a los que proyecto la fuerza, la generosidad, para que tengáis el valor siempre. Y esa fortaleza que trato de enviaros, no la rechacéis nunca, nunca, porque es tan positiva, tan positiva… En vuestro corazón emerge la fragancia de las rosas, el musgo de las piedras, la energía de los prados, la bondad de los animales. Os pido: amadlos, enviad el amor a aquel que ruge, aquel que no entiende. Está aprendiendo.
En la cima de la montaña estoy aplacando con Mi mirada, con Mis sueños, con Mí energía, todo; aplacándolo todo. Y os quiero decir, mis amados soles, que Mi Padre y Yo estamos cambiándolo todo. Son momentos de cambio y es necesario que vosotros también lo entendáis, porque, es la manera de transformaros, de cambiaros y depositar en vosotros la grandeza, el poder. Todo lo que está en nuestras manos, en Mis manos, lo paso a las vuestras.
Y quiero sencillamente deciros, que mi amor es tan grande; pero si el Mío es grande, ¿Cómo es el de Mí Padre? ¿Cómo es el de vuestro Padre? Sentid ese amor vibrando en vuestro corazón y despertad. Dejad a tras la avaricia, dejad a tras la mala información, los malos recuerdos, las cifras acumuladas. Dejad a tras todo para entregaros a la luz de Dios, a la luz verdadera que os guiará y no necesitaréis nada más para vivir. Dios os suministra de todo. Dios os da Su Gran Poder; para eso hizo que vosotros nacieseis, hizo que crecieseis, hizo que vuestro ser, todo, formase una gran luz.
Dad paso ahora a su brillo, a su constancia, y alumbrad como soles que sois. Verdaderos rayos de sol, porque todos estáis conectados a todo. Todos estáis conectados a Mí, y Yo a Mí Padre, y por lo tanto, somos todos uno en Su Grandeza Divina. Somos todos lo que Dios quiere que seamos: uno con el Cosmos. Mirad las estrellas, unas se mueren, otras nacen, pero todo, todo se queda ahí; digamos que a los pies, y todo está en Su reino, en la Creación.
Veis una estrella y pensáis que es insignificante, porque la veis pequeña, pero tiene miles y miles de kilómetros de longitud. Y también tardáis miles y miles de años luz para llegar a ella. Por lo tanto, es inmensamente grande. Y solo tengo que deciros que bajo esa estrella estáis vosotros; y vosotros también sois grandes, grandes, grandes, porque habéis venido muchas, muchas, muchas veces a la Tierra, y vuestra sabiduría es muy grande. Yo puedo deciros que sois como estrellas.
Una estrella se apaga, pero más tarde volverá a encenderse, y vosotros también. Unas se apagan, pero como vuestro espíritu es inmortal, vosotros también seguiréis. Aunque alguna vez se apaga, mil se enciende. Sucesivamente se van apagando y se van encendiendo vuestras vidas. Ahí está vuestra sabiduría, vuestro entender.
Y quiero deciros, mis amados soles, que no temáis a nada, porque nada dura siempre y no podéis temer. Solamente sed felices, porque, todo aquello que llevéis de esta vida os va a beneficiará para la siguiente.
Bueno, quiero entregaros el talismán. Cada vez que hagáis la cadena sentiréis la vibración de amor que pasa por vuestras manos. Eso será un talismán regenerador que hará que vuestra mente sea más clara, más perfecta, más luminosa; y podáis entender mejor los rayos que desde aquí os enviamos para que sintáis la conexión que hay con el todo. A pesar de que penséis que sois pequeños, sois muy grandes, muy grandes. Tenéis aquí y allá una parte de vosotros, aquí y allá. Pero en estos momentos os agradecemos que pidáis por aquellos que no comprenden, que les cuesta entender la palabra. Esta palabra mágica que es la palabra de la Ley del Universo. Conectad todos con ella, conectad con ella.
Aquí está Dios, Su presencia constante en todo lo que reside, en toda la Humanidad. Yo os digo, luceros queridos, que me pongo en vuestro lugar cuando no comprendéis y acepto las situaciones, pero como son momentos de cambio, aceleremos el proceso y seamos constantes en dirigir la proyección hacia aquellos lugares donde hay más conflictos. Dirijamos esa vibración cálida, amorosa; fraterna para todos aquellos que desean ya la unión.
Os amo, os amo en Mí Padre. Os amo en todo lo que hay en Mí y es vuestro. Os amo en la sencillez. Os amo en vuestra pequeña mente que poco a poco está creciendo. Yo estoy ahí, estoy ahí para daros las claves de todos los procesos, y quiero ayudaros y serviros de báculo.
Luz y amor para todos. Luz y amor para toda la Humanidad. Luz y amor para todos aquellos seres que comienzan a experimentar dentro de sí la emoción, la franqueza. Amaros los unos a los otros, y como Yo bien os digo: respetaros, respetaros siempre. Luz y Amor, y generosidad para todos.
Yo, el que os ama siempre. Yo el que os ama siempre. Yo el que os ama siempre. Yo el que os ama siempre.
El Amado Jesús.