Canalizado por Mª de los ángeles Vázquez Pérez:
¡Oh mis pequeños! Qué alegría siento en esta manifestación de Amor filial hacia mí persona. Siento que todos no podéis manifestaros en este encuentro, pero a mí solo me llena el saberos a todos cobijados bajo mí dulce manto de protección.
Quisiera sentir el Amor de todos mis querubines y alentaros y daros cobijo bajo la protección de Madre; y aun así, a sabiendas de que muchos no estarán de acuerdo con su vibración, os infundo un Amor filial y os protegeré siempre que me lo pidáis, y mis manos os acariciarán y responderán a esas dulces plegarias que utilizáis en estos momentos.
No es necesario que os apartéis de aquello que os es necesario para vivir; solo servid con Amor y dedicación. Solo así estaréis contribuyendo en mí singular mandato.
Quiero a mis hijos despiertos y alegres, y festejando los dulces acontecimientos que en esta Madre Tierra están ocurriendo.
Son momentos de dicha, de ilusión, de comprensión, de ternura hacia las gentes de ignorancia media. No supongáis que todos tienen un conocimiento acertado de este encuentro. Hay miles de presagios que aceleran la situación y sin embargo, la bondad del Cosmos lo hará con suavidad, sin aceleramientos, sin prisas ni miedos. Solo así todos percibiréis un grandiosísimo Amor hacia todo lo creado que a la vista está.
Es la Ley del Universo la que escribe todo lo que tenga que acontecer. Son cosas de los hombres las que infunden temor. Solo así entenderéis que una buena madre enseña a sus hijos a que estos sean responsables y se les abra la mente y el corazón, para que puedan enseñar unos valores humanos y despierten las ansias de Poder Divino y no envolverse en las cosas que los perjudiquen.
Justo es el momento de acercamiento a los dos campos magnéticos que hacen posible la conexión con mi fuente de Amor, y dejaros arrastrar por ese fluido magnético que hace posible esta conexión. La frecuencia está abierta para que todos los seres humanos despierten y vean las ondas magnéticas y el fluir de esta energía sanadora y transportadora de un lugar a otro.
Magneticen sus cuerpos energéticamente. En esta frecuencia estamos irradiando luz a los corazones y persistimos en que hay que generar un conocimiento sano y digno para cada ser.
Que no se desperdicie esta Luz que se proyecta a todos los seres humanos dándoles así la posibilidad de una curación inmediata, dándoles la oportunidad de sanar sus heridas de pasados episodios.
Yo deseo desde este Amor de Madre, entregaros el regalo más sabio y poderoso para poder limpiar de manera sincera; y desleal sería si no mirase con ojos de bondad a los que consideré siempre mis pequeños soles en estas tierras llenas de abatimiento.
Soy consciente que primeramente tenéis que ver lo sólido de este momento, y lograr un acercamiento para rectificar en las cuestiones de dudas que hay. No penséis que estoy en un cuadro o en una figura de yeso, no, estoy en viva estampa y conecto con vuestra vibración, sea cual sea vuestra actitud.
No penséis que porque dudáis os voy a dejar de lado, eso no puede ser. La Madre María no reniega de ningún hijo, hiciese lo que hiciese. Suficiente para mí sería una misiva de cada hijo. Por pequeña que esta fuese, esto querría decir que pensaban en mí cuando la dirigiesen. Yo solo les hablo al corazón, y sin ningún miramiento los dejo que se expresen como saben o conocen.
¡Qué feliz soy cuando un niño pequeño habla de María la Virgen Madre…! Y qué angelicales me parecen sus cortas palabras sin apenas expresiones… ¿Qué seres los orientan en sus tiernas vidas? ¿Porque se desvanecen cuando crecen y se olvidan de tantas cuestiones que en comunión creían en sus repentinos acercamientos…?
Hoy les digo, mis queridos hijos y luceros del alma, estoy aquí prestando ayuda en este momento de amplitud y dejando que pronto os acordéis de aquellas dulces promesas que todos me hacíais.
Sin dejar de amaros estuve entre Amor y lágrimas viendo como pasaban los miles de años y cada vez os endeudabais más, pero hoy por fin es el momento de mirar hacia adelante y llamar a las rosas, rosas, sin mirar sus espinas. Y a la Luz, Luz, y mirar a todos por un espacio de tiempo y proyectando todo el Amor de Madre, aprovechando que los ángeles del cielo lo custodian todo aquí en la Tierra y el momento ha llegado.
Sin prisa, solo con paz y primor y la unión entre corazones y abrazos, y saboreando una gran oportunidad de recibir la Luz en los corazones abatidos y llenos de pesar y aflicción, os proyecto Amor con todo el poder de Madre y la ayuda de todos estos seres que hacen que sea posible todo este despliegue de Amor y Caridad.
Benditos todos. Abrid vuestra mente para recibir la libertad del Cosmos, de Dios y de todos los seres que hacen posible la unión.
Que Dios os bendiga y la luz entre en vosotros. Madre María, que así sea.
Gracias a los seres que canalizáis el Amor que desde aquí se proyecta.
Luz y Amor siempre, para todos los humanos.
Pd: Mari: -Madre, ¿qué puedo decirte? No sé expresarme mejor. Te ruego que me enseñes Madre querida.
-Querida mía, tus ruegos son escuchados. Me enternece que digas que no sabes hablarme, pero te diré que para mí, una simple frase de aliento me basta. Solo que trates de pedir por la paz del mundo me es suficiente.
Yo te amo y te regalo una rosa.
A pesar de sus espinas, son Divinas y merecen toda la atención.
En ellas existe una plegaria u oración.
Y si las miras con adoración
Estás viendo la Creación de este Padre generoso
Que te deleita constantemente con sus bondades y bellezas.
Yo soy una humilde flor
Tú, la Madre María
La mano que me cuida y me da de comer cada día.
Y el Cosmos me da fortaleza
Para que me mantenga erguida y no se doble mi tallo
Y tampoco me marchite nada más nacer.
A pesar de sus espinas, son Divinas y merecen toda la atención.
En ellas existe una plegaria u oración.
Y si las miras con adoración
Estás viendo la Creación de este Padre generoso
Que te deleita constantemente con sus bondades y bellezas.
Yo soy una humilde flor
Tú, la Madre María
La mano que me cuida y me da de comer cada día.
Y el Cosmos me da fortaleza
Para que me mantenga erguida y no se doble mi tallo
Y tampoco me marchite nada más nacer.