UN ANGEL EN EL CRUCE DE CAMINOS






Orense 27-4-05  Nuevos cuentos de Amalia Domingo Soler.


Recibido por Mª de los ángeles Vázquez Pérez:

 Amadísimos míos, yo Amalia Domingo Soler os digo: sois discípulos de la luz y como tal me escuchareis. Siendo este mi programa en estos momentos, y atendiendo a tu petición, te explico: -Sois luceros a los que hay que apoyar, y sincera debo de ser con éstas historias.
 Cierto día y en un cruce de caminos, se encontraba un ángel sentado en una piedra. Una niña que lo vio sentado le pregunto qué es lo que allí hacia. Él, muy sonriente le contestó: -Vigilo el cruce.

 Ella, llevada por su curiosidad, preguntó de nuevo: -¿Y para qué?

-Pues muy fácil, -le dijo: -Es para que no pase el mal.

 Ella, nuevamente inquirió: -Pero si esto no es ninguna casa, ¿cómo vas a saber si pasa o no el mal?

Él, mirándola asombrado, se sonrió y le dijo: -¿No sabes que yo sé de qué color es el mal?

 La niña le hizo un mohín, y como no lo entendía se acercó más a él, y susurrando le preguntó: -¿El mal tiene color?

 -¡Claro que sí! le contestó el ángel. Yo sé de qué color es y por eso espero aquí para detenerlo.

 Ella, un poco azarada por tal situación, quiso saber: -¿Y cómo lo detendrás?

Él, muy vivaz le respondió: -Fácil, muy fácil. Según el color así actuaré. Si es oscuro, seguro que no pasa a menos de dos pasos, pues no puede, tendrá que detenerse y cambiar de color.

 -¿Y cómo lo harás?, preguntó la pequeña toda llena de curiosidad.

 -Pues verás, le pediré que me explique porque lleva ese color tan oscuro, y le explicaré que si los colores son más vivos mejor que mejor. Estos dan vitalidad, mucha vitalidad; y si son luminosos son muy buenos para la salud; explicándole también que cuanto más claros y brillantes sean, más beneficios tienen para poder conectar con las fuerzas del bien. Los colores oscuros son arrastrados a la Luz y transmutados, como si esta fuese un imán que atrajese a todos los colores de gama baja que no sirven.

 Todos vosotros tenéis una vibración y ésta emite unos ciertos destellos que yo sé cómo son y no puedo dejarlos transitar por el mismo sendero. Por eso los espero aquí, sentado. Envió a los obscuros para un sendero, a los claros para otro, y a los intermedios para otro; pues cada uno de ellos emite una frecuencia vibratoria diferente. Teniendo estos también un estado de ánimo diferente.

 Los claritos están contentos y muy felices, están radiantes de felicidad. Los menos claros están felices, pero no radiantes de felicidad. Los menos obscuros están siempre tristes y no quieren sonreír. Y los obscuros están siempre enfermos y no puedo dejarlos pasar porque: les dan frío a los claritos, le dan más tristeza a los tristes, le quitan la alegría a los que cantan, y le dan mucha pena a los que son muy felices; y hasta puede que les quiten el brillo a los que brillan como el Sol.

 Y siguió aclarándole: -Por eso te explico que no pueden pasar. Aunque se lo propongan yo no los dejo. Tienen que dar la vuelta y, cuando cambien su vibración sí pasarán. ¡Claro que cambiarán después de muchas vueltas!, porque de eso se trata, de su cambio y evolución.

 Cuando regresan ellos me dicen: -Yo no quiero éste color, pues no me gustó, deseo algo más claro. Más adelante, me dirán: -Lo deseo más brillante. Y al final, lo desearán como el Sol luminoso y tan claro como el mismo Amor.

 Y ésta es la historia de un ángel bueno que no te dejará pasar hasta que tú no rectifiques en tus acciones. Es tan paciente que no tiene prisa alguna. Él sí sabe esperar por todos, porque nos ama y le cuesta poquito servir a los demás y se ofrece para instruirnos y darnos su apoyo; y no le importa estar solo en el cruce de caminos esperando a que nosotros estemos dispuestos a aceptar lo que él nos dice.

 Y yo os digo a todos los lectores: -Que empecéis a ver más claro todo, y que sea con mucha luz y brillo. Que esta tenga el brillo suficiente para irradiar el plano físico y todos juntitos en el planeta cantemos canciones alegres y podamos reírnos, y así podamos cambiar a todos los seres que estén de color oscuro.

 Bueno, me despido de vosotros con muchos colores, pero éstos muy brillantes y hermosísimos para daros a todos. Hasta luego, me despido de vosotros con cariño.

  Amalia D. S.