ESCUCHAD, ESCUCHAD. ES BONITO EL ESCUCHAR Y ATENDER A LOS DEMAS

Resultado de imagen de imagenes de la naturaleza

Orense, 5-3-2016 Mensaje de un desencarnado

Canalizado por alguien del grupo:


Chissss, chisss.

Pausa.
Escuchad. Es bonito el escuchar, el atender, el escuchar a los demás. Se escucha tan poco… tan poco se escucha… No nos escuchamos hermanos, ese es el defecto de esta Humanidad. Solo se sabe correr, correr, correr. Algunos no saben para qué, pero corren mucho y no escuchamos al que tenemos al lado.
 A veces a nuestra propia familia ni la escuchamos. ¿Sabéis por qué? porque tenemos mucha prisa para llegar a ninguna parte. Porque esa parte importante a la que hay que llegar no se trabaja; no se trabaja esa parte a la que se debe llegar, para así poder llegar a donde interesa. Llegamos a muchos sitios, pero a lo más importante no. Y mientras no nos demos cuenta de eso, mientras que la Humanidad no se dé cuenta de eso y no se fije que no llega a ninguna parte, no aprenderá nada. Porque cuando se consigue la parte económica, que es difícil. Cuando se pone eso por meta y se consigue, se pasa de tantas cosas y se hace tanto daño por conseguir esas metas… Y resulta que después no eres feliz. Haces viajes, tienes comodidades, pero no te llena y ese es el problema de la Humanidad.

 Yo podría estar hablándoos durante mucho tiempo, pero serían las mismas palabras, donde yo me incluyo en ese perfil de persona. Yo era así, por eso tuve ese momento cuando conecté con vosotros que dije: -Escuchad. Yo estaba escuchando, porque antes no lo hacía. Yo corría y corría, y no me fijaba ni me daba cuenta que mis padres tenían problemas. Pero no me paraba en ello; porque era más fácil llegar y decir dos palabras y seguir con mi vida.

 Personas que trabaron con migo, pues tampoco tenía tiempo para escucharlas porque tenía que llegar al gimnasio… tenía que llegar a una reunión... En otras palabras: -tenía que hacer dinero para que ese dinero me ayudara a gestionar todo lo que a mí me gustaba: -pagar el gimnasio, pagar esos buenos restaurantes, esas horas de “ocio”. ¿Para qué? ¿Para qué?

 Bueno, ¡ojalá podáis meditar y no llegar a lo que yo llegué! y a esa infelicidad en la que yo estaba viviendo pensando que aquello me hacía feliz. Pero el silencio, ahora tengo mucho silencio, porque busco ese silencio, busco esa paz y estoy viendo tantas cosas que hice mal… tantas cosas que hice mal… ¡Pobre de mí” ¡Pobre necio”. Fui un pobre necio que hoy piensa que si pudiera, daría la vuelta atrás para poder vivir la vida de otra manera, pero, ¡claro…! Cuando la vivimos no nos damos cuenta, o mejor dicho: no nos queremos dar cuenta de ello.

 Somos tan prepotentes… somos tan listos… somos tan… ¡oh! ¡Claro! después nos rodeamos de gente que nos halagan y nos dicen: -Fíjate lo que has conseguido. Fíjate lo que tienes. Puedes verlo a tu alrededor...

 Bueno, perdonad si os he aburrido con mis pensamientos y reflexiones. El silencio, escuchad en el silencio a los pájaros, hermanos. El silencio. Disfrutad de ese amanecer… Incuso ese viaje que hacéis está bien, pero hay que hacerlo con sentido y con cabeza. Siempre mirar alrededor. Yo no me paraba a escuchar ni el canto de un pájaro. Lo que me he perdido, hermanos... “No tenía tiempo…”

 Por escuchar, no escuchaba ni a las personas, ¿cómo iba a escuchar a un pájaro? ¡Oh! ¡Un pájaro…! Qué cosa más tonta. O mirar un atardecer… Miraba el mar porque me gustaba ir en mi lancha, entonces sí, y bañarme en él, pero no escucha ni a las olas que te dicen tanto, hermanos, que te dicen tanto… Escuchar el mar. Lo que se pierde uno a veces...

 Bueno, gracias y ojalá mi reflexión os pueda servir a vosotros. A mí me habéis ayudado mucho porque me habéis escuchado en ese silencio de la oración. Y yo espero que os haya podido ayudar un poquito con mis pensamientos y reflexiones, hablando así y contándoos lo que yo viví, hermanos. Os podría contar muchas cosas, pero, ¿para qué? os iba a cansar; seguramente porque fue la vida que yo viví. Es la vida que yo sin darme cuenta elegí. La pena que me queda fue que no escuché de verdad a quien tenía que haber escuchado, y escucharme a mí mismo. Escuchar ese pájaro, esa agua… Escuchar el ruido que produce una hoja cuando cae, que también es bonito y poético, y te dice muchas cosas. Hoy sí que las escucho, pero bueno, ya está hecho.

Nuevamente os doy las gracias por escucharme y os lo agradezco. Hoy ya tengo un poco de Luz y sé que me queda mucho para llegar a donde quiero, pero almenos ya sé dónde estoy y también comprendo lo que no tenía que haber hecho. Con esto ya estoy haciendo un acto de conciencia y hablándolo en alto, en otras palabras: -“Reconocer lo que hice mal”. 

 Gracias, gracias, gracias…….